De lo anteriormente argumentado, podemos desprender la importancia de reconocer LA NECESIDAD DE LA INTERDISCIPLINAREIDAD, tanto en la redefinición de las prácticas profesionales, del objeto de estudio de la ciencia como de su intervención: lograr una atención de calidad, integral y participativa, que sea respetuosa de los Derechos Humanos de la población atendida. Pero, para ello, al menos en lo que al quehacer profesional respecta y a la modalidad de abordar la salud de los consultantes, se hace necesario cambiar el foco de la atención y enfocar la mirada en el PROTAGONISTA de la salud: LA COMUNIDAD. Ahora bien, para lograr tales pretensiones, no basta con una firme decisión política, es necesario que lo declarativo sea acompañado de una redefinición de nuestras prácticas profesionales, en pos de lograr un trabajo mancomunado con la comunidad y con profesionales de otras disciplinas concurrentes, entendiendo la salud como un proceso multideterminado.  

Reconocemos que la Ley constituye una bisagra en este sentido, ya que interpela a los profesionales, a su propia formación en el campo de la salud y compromete el desarrollo de dispositivos académicos para garantizar su adecuada implementación. Por ello debemos trabajar en este espacio normativo.